Con una tradición tan única como el origen del nombre el cual, proviene de la palabra “tumbaga”, un anillo hecho de oro y cobre que se otorgaba a los frailes como muestra de su fidelidad a Dios.
Un postre tradicional de San Miguel de Allende, es un delgado rollito hecho con una masa de harina de trigo amasada con el agua en la que se hirvió tomates verdes con tequesquite, con almendras y decorado con azúcar glass.
El reto del tumbagón consiste en tomarlo con el dedo meñique y morderlo por la mitad, tratando de que no se rompa en pedazos. Si no te quedas con la otra parte del tumbagón en el dedo como formando un anillo es un símbolo de infidelidad.